La dieta no es una «solución mágica» para la obesidad, advierten especialistas

La dieta debe ser «desterrada» como una «solución mágica» para la obesidad, coincidieron especialistas ya que aluden a «corto plazo, rigidez y monotonía», a la vez que apuntaron a tratamientos que se enfoquen en cambios en el estilo de vida y alimentación para lograr mantenerlos a largo plazo, en la víspera del Día Mundial de la Obesidad.

En Argentina, 6 de cada 10 personas son obesas o tienen sobrepeso, según la 2° Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS II), sin embargo, los términos «sobrepeso» y «obesidad», que suelen ser utilizados como sinónimos, significan «diferentes momentos de un problema».

«La definición de obesidad es exceso de grasa corporal en relación a las características corporales, estatura y contextura física. Decir que el exceso de peso es obesidad es un error. La obesidad es exceso de grasa corporal», expresó a Télam Jorge Harraca, presidente de la Sociedad Argentina de Cirugía de Obesidad (SACO).

El médico graduado de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) explicó que a medida que los niveles de obesidad progresan, también lo hacen los riesgos de desarrollar otras patologías como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y mayor probabilidad de desarrollo de cáncer.

De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), el 25,3% de la población argentina es obesa y el 36,3% tiene sobrepeso, al tiempo que se estima que en las últimas dos décadas la obesidad creció en al menos un 72%.

«La obesidad es una condición multicausal, existen factores determinantes de origen genético y factores ambientales, como la disponibilidad de alimentos, el sedentarismo creciente (horas frente a pantallas) y los malos hábitos alimentarios (bajo consumo de vegetales y frutas y alto de harinas refinadas, dulces y comida chatarra)», expresó María de la Plaza, coordinadora del área Nutrición del Comité Científico de la Federación Argentina de Diabetes (FAD).

Los especialistas coincidieron en que en la amplia mayoría de los casos los factores que desencadenan una mayor tendencia a la obesidad son factores socioculturales.

«La vida moderna es otro de los factores que nos llevan a este tipo de situaciones», afirmó Harraca.

A esta situación suelen sumarse desencadenantes, que son circunstanciales y consisten en desequilibrios hormonales (como la pubertad o menopausia), emocionales (duelo, mudanza, cirugía) y disminución del ejercicio habitual, indicó de la Plaza.

El Hospital de Clínicas advirtió que la obesidad se desencadena en un 50% por malos hábitos, y que habrá un crecimiento de la población con esta enfermedad en los próximos años debido al aumento actual de dicha problemática en la infancia.

«Hoy por hoy deben reforzarse las campañas para que la prevención empiece desde los primeros años de vida y que los beneficios lleguen no solo a las personas con esta enfermedad o a sus familias, sino para la población en general», detalló Gustavo Frechtel, jefe de la división Nutrición del Hospital Clínicas.

En diálogo con esta agencia, el especialista indicó que la difusión de alimentos ultraprocesados, los kioscos «no saludables» en las escuelas primarias y el sedentarismo son parte del problema, y que para que la susceptibilidad genética no se desencadene «se deben promover una actividad física y alimentación adecuadas desde las infancias».

Para los especialistas, actualmente el enfoque del tratamiento desplaza el concepto de «dieta» que connotan «corto plazo, rigidez y monotonía», para dar paso a un planteo más integral, con el objetivo de incorporar mejores hábitos de vida que hagan posible el mantenimiento de un peso menor.

Para los cambios de conducta, de la Plaza recomendó adaptar planes de alimentación a cada situación individual «completo, placentero, pero moderado»; educación alimentaria, evitar «calorías vacías» y aumentar alimentos con fibra, y en porciones, número de comidas y su distribución en el día.

Como así también, actividad física para combatir el sedentarismo con una actividad acorde a la edad de cada persona, de frecuencia diaria, con una duración e intensidad determinadas; y ayudas conductuales para modificar hábitos.

Para casos más graves de obesidad, en los últimos años se han desarrollado medicamentos orales e inyectables, diarios o semanales, que mejoran «sensiblemente la respuesta al tratamiento».

«Para los casos más graves existe mucha experiencia en el país con la cirugía bariátrica con muy buenos resultados. Además, también está incluida en la legislación para las coberturas médicas», agregó.

En ese sentido, Harraca señaló que «lo inteligente es entender que el verdadero tratamiento tiene que estar enfocado a un cambio de alimentación y del estilo de vida que se sostenga en el tiempo» y no para «hacerlo dos semanas y nada más» ya que «la gente puede bajar de peso con una dieta, pero cuando repite lo mismo, vuelve a donde estaba».

Por su parte, la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), junto a un laboratorio, lanzará «Elijo Querer», una campaña en la vía pública que propone «transformar la percepción que tienen las personas sobre la obesidad».

Además, tiene como objetivo desmitificar que «abordar este problema sea una cuestión de decisión personal, sino una cuestión del conjunto de la sociedad, que debe llevar adelante acciones para fomentar una vida más saludable».

Los mensajes de la campaña se publicarán durante marzo en las redes sociales de «La Salud es el Modelo» y estarán disponibles en la vía pública en distintos puntos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) para difundir información e iniciativas contra la obesidad.

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